Nuestro colega Gersón Beltrán nos hace llegar esta acertadísima reflexión que compartimos plenamente y que aprovechamos para difundir desde nuestro Blog.
Es para nosotros un gran motivo de orgullo poder contar con su colaboración en la redacción de este artículo. Agradecemos su rapidísima respuesta a nuestra invitación a la participación en este blog, a la llamada que realizamos hace unas semanas para escribir sobre Geografía. Esperamos que os guste tanto como a nosotros.

 

LA GEOGRAFÍA SE ROMPE

 

Bajo esta frase en cierto modo provocadora quiero llamar la atención sobre un aspecto que veo con cierta preocupación por mi doble condición como docente y como consultor. Así que voy a a provechar la invitación de mis compañeros de este magnífico blog para hacer algo de geografía crítica porque considero que la única forma de cambiar la sociedad es analizándola con espíritu crítico y asumiendo que es cosa de todos.
La geografía se rompe no es una aseveración negativa, romperse no es tanto un hecho malo de por sí sino más bien un hecho en si mismo, la geografía se divide, no sé si como se dividió en la clásica dicotomía entre la geografía física y la humana, pero me recuerda algo a esta época.
Hace casi 20 años estaba estudiando en la primera promoción de la licenciatura de Geografía (separada al fin de Historia e Historia del Arte para acercarse a las ciencias jurídicas sin dejar su aspecto humanista) y me encontré con la paradoja de hacer mapas a rotring por las mañanas y empezar a estudiar un libro llamado Sistemas de Información Geográfica, de Bosque que Sendra, en el que explicaba cómo hacer cartografía automática. Así que me encontré entre estereóscopos y ordenadores, entre tintas y bits, imagino que sería parecido a lo que sentirían los escribas cuando se pasó del pergamino al libro (recomiendo un video de los Monty Phyton al respecto en este enlace).
Dos tecnologías, una muriendo y otra naciendo, dos tipos de profesionales, unos conservadores defendiendo lo antiguo a ultranza y unos progresistas defendiendo la innovación (nada que ver con la política sino con una forma de ver la vida: con o sin miedo).
Después vino la revolución de Internet y las redes sociales y empecé a analizar esta nueva realidad desde mi perspectiva de geógrafo, como un sistema donde los nodos eran las personas y las aristas la comunicación entre ellas, conformando una red interrelacionada a tiempo real y donde la colaboración era la energía que movía esa red hacia la inteligencia colectiva. El gran Horacio Capel ya vio esta realidad y la plasmó en la primera publicación científica que se tomaba estos cambios muy en serio “Geografía en red a comienzos del tercer milenio: para una ciencia solidaria y en colaboración” . El resto de la comunidad universitaria desconocía esta nueva realidad de un mundo online y, lo que es peor, no le interesaba analizarla cuando no la despreciaba directamente. En cambios numerosos profesionales del marketing, la comunicación, la informática, la economía, etc, hablaban de una cosa que llamaban geolocalización sin saber muy bien que era y de nuevo perdíamos la oportunidad de encabezar una nueva revolución poniendo a la Geografía en la avanzadilla.
Desde entonces estoy enganchado, no a las redes sociales, sino al análisis de la realidad y el territorio pero desde una perspectiva nueva, ya no hablamos sólo del mundo físico sino del mundo online y además ambos están relacionados. Y de repente aparece un nuevo concepto, SoLoMo (Social, Local yMóvil) en el que la geolocalización se convierte en la herramienta de comunicación entre lo local y lo global, entre lo físico y lo online, entre unas cuantas personas y los millones de Internet, donde lo local cobra una nueva dimensión en este mundo globalizado y lo social vuelve a poner al ser humano como el centro de todo. Aparecen herramientas que tienen más usuarios que muchos países, Facebook, Twitter, Google Plus, Pinterest, Instagram, Flickr, Youtube, Slideshare, Issuu, Ivoox, Vimeo, Foursquare, Yelp, Tripadvisor, etc.
      “Geolocalización Online, Francis Ortiz”
Pero además los Sistemas de Información Geográfica ya no están en un ordenador con gran capacidad sino en la nube y las herramientas son online, los mapas entran en el mundo del big data, de las Smart cities, de la información a tiempo real, de los storymaps, de las apps, la gamificación, los drones, las IDEs, la cartografía colaborativa de Openstreetmap, etc, en definitiva, las tecnologías de información geográfica se democratizan y crecen en cantidad y calidad, mejorando la información espacial y por tanto ofreciendo mejores soluciones a problemas cada vez más complejos (hay que reconocer a Google Maps como la empresa que logró popularizar los mapas de una forma como nunca antes se había hecho).
Esto no para y aparecen cosas como la Realidad Aumentada y los códigos QR y un montón de aparatos denominados “wereables” como las Google Glass, los relojes inteligentes como el iWatch, los sistemas de pago con NFC, etc y en todos ellos la geolocalización tiene una importancia clave porque se habla de movilidad en el territorio y movilidad es igual a geografía.
Aparecen nuevas metodologías de trabajo como el modelo Canvas, el Lean Startup, el Design Thinking, las startsups, los espacios de coworking, el trabajo desde casa, la información en la nube, etc, nuevas formas de trabajar adaptadas a un nuevo mundo. El conocimiento era algo escaso y eso tenía un precio, pero de repente el conocimiento se hace abundante, los servicios y productos se hacen abundantes y no es que baje el precio sino que desparece, lo que vale es el servicio que se ofrece, el talento, el doing (el hacer), la experiencia, como leí hace poco en breve no nos preguntarán qué has estudiado sino que estás estudiando, el mundo a tiempo real.
El mundo, la geografía, se ha vuelto líquida parafraseando al gran Bauman (sociólogo que debería ser lectura obligatoria en la Universidad), es flexible, la incertidumbre está detrás de todo, los cambios son constantes y continuos, la única forma de estar al día es estar atento a los cambios, estar alerta, “stay hungry” vaticinó Steve Jobs en su discurso de Stanford.
Y de repente me encuentro que los nuevos intelectuales no son los que están en los viejos libros (que también) sino personas anónimas que aportan mucho conocimiento y lo regalan (“eres lo que compartes”): Juan Sobejano, Marc Vidal, Dolors Reig, Oscar Carrión, Elena Benito, Javier Megías, Juan Boronat, Victor Puig, Alfonso Alcántara, Néstor Guerra y cientos más que me dejo (que me disculpen pero hay tanta gente que aporta tanto en Intetnet…); puedes verlos en Youtube, escucharlos en Ivoox, seguir sus charlas por Streaming, leer sus tweets y, lo que es más importante, tienes acceso a ellos, imaginad que en su época se hubiera tenido la oportunidad de comunicarte con Humbolt, Reclus, Harvey, etc.
Por circunstancias de la vida siempre he estado combinando la faceta docente con la profesional como consultor, he estado trabajando como becario, en un ayuntamiento, en la diputación, como trabajador por cuenta ajena, como empresario, como autónomo, incluso como emprendedor, eso si, siempre como geógrafo y por tanto considero que tengo una visión bastante holística de todo que no es mejor que otra, pero  algo aporta.
Y resulta que veo que la geografía se rompe, que en la Universidad no se conoce NADA de lo que he nombrado arriba y por tanto no se transmite un conocimiento práctico para el “mundo real”, pero lo que es aún peor, los alumnos tampoco lo conocen ni tienen especial interés, puesto que igual que el investigador quiere publicar el alumno quiere aprobar, la innovación da miedo, porque lo desconocido da miedo, pero la realidad se impone y cuando la gente sale a trabajar tiene muchos conocimientos pero pocas habilidades sociales para moverse en el nuevo mundo ”no podemos descubrir un nuevo mundo usando mapas viejos”.
Por tanto mi reflexión es que la geografía está más viva que nunca, tiene un pasado sólido, un presente dinámico y un futuro lleno de posibilidades, pero al mismo se está rompiendo, entre los que siguen anclados en la geografía antigua y los que innovan hacia una nueva geografía y no, no es una mejor que otra, la vida es un equilibrio y ambas partes son necesarias, pero unidas, no rotas, integradas donde la investigación llegue a la calle y donde la calle pida soluciones a la investigación, donde todos tienen su papel pero desde la humildad, no vaya a ser que acabemos como el geógrafo del principito que no salía del despacho porque se consideraba demasiado importante (aunque ahora podría no salir siempre que tuviera acceso a Internet).
No sé si se entenderá este mensaje porque últimamente la gente lee lo que quiere leer pero si no hacemos autocrítica seguiremos pensando que somos esos profesionales poco considerados (el “complejo de Calimero” al que hace referencia siempre David Mongil), cuando en realidad da lo mismo, “no existe la profesión del futuro sino el profesional del futuro”, no es lo que sepas sino lo que hagas, el conocimiento ya no se acumula sino que es libre, así que hagamos entre todos lo posible por compartir el conocimiento sin miedo a que nos copien (“Copy is right”) porque eso nos hará crecer como colectivo, la geografía está más viva y más rota que nunca pero no importa “Without geography you’re nowhere”, sin la geografía no estamos en ningún sitio.