Dentro de las diferentes temáticas que para nosotros tienen un especial interés, destacamos el Paisaje. En los últimos meses, diversos trabajos académicos y profesionales que hemos llevado a cabo, han hecho que mantengamos una estrecha relación con el tema objeto del presente y breve escrito.
A continuación y de forma escueta, intentamos aportar sutiles pinceladas sobre “la Sensibilidad del paisaje”, a partir de artículos, documentos y estudios consultados.
El paisaje está en todas partes, se está rodeado de paisaje, tanto si se vive en el campo o en la ciudad, en la montaña o cerca del mar, en un barrio histórico o en uno de nueva construcción. El paisaje siempre está cerca, alrededor, se está inmerso, es una experiencia directa y cotidiana.
Además, aparte de los paisajes que nos rodean, se entra en contacto con paisajes lejanos e incluso exóticos, a través de los medios de comunicación y de entretenimiento, de la publicidad y de las tecnologías de la información y la comunicación. Por todas estas vías, habituales en la sociedad actual, se reciben también gran cantidad de imágenes y modelos que guardamos en nuestra memoria y retina.
Los paisajes, tanto los más cercanos como los más lejanos, aquellos que se experimentan directamente, como los que se contemplan a través de las nuevas tecnologías, generan todo tipo de sensaciones: atraen o pasan desapercibidos, complacen o desagradan, estimulan o aburren.
Por tanto, la sensibilidad hacia el paisaje es la relación personal, única, casi íntima, que cada uno establece con los paisajes de su entorno físico y cultural. Es decir, es una determinadaactitud y capacidad de verlos y de vivirlos.
Finalmente, podríamos afirmar, que una persona es sensible al paisaje cuando muestra una actitud curiosa, interesada y abierta hacia los paisajes, cuando les atribuye valores y cuando actúa con responsabilidad hacia ellos. Es decir, cuando el paisaje es una parte constituyente de su experiencia vital y de su cultura.